El bandersnatch lector, una nueva forma de hacer y leer literatura
Por: Abril Rosas
Un nuevo fenómeno se hizo presente en el mundo del streaming en los últimos meses: la posibilidad de ver una serie y poder elegir un final diferente de acuerdo a las elecciones libres dentro de una gama de posibilidades por parte del espectador.Series como Black mirror, El gato con botas y hasta Minecraft han participado en esta nueva dinámica. Recibiendo valoraciones positivas y popularidad a favor de esta nueva narrativa.
Para la comunicación, este fenómeno resulta de lo más enriquecedor considerando que en un inicio, las teorías contemplaban que los medios condicionaban a un receptor pasivo. Que ahora cuenta con la posibilidad de elegir en el discurso mediático no sólo como un agente activo, sino como aquel que tiene a su merced la capacidad de decir, qué va y qué no va en la agenda. Una agenda que por supuesto, es de la sociedad mediática y ya no más de los medios desde la superior lejanía.
Bajo esta dinámica, era obvio que no sólo el streaming adoptara esta postura de seleccionar el desenvolvimiento de una historia tal como lo han hecho con anterioridad algunos videojuegos. Otros modos de presentar el discurso buscarían adaptarse a las exigencias y formas de relacionarse con los más jóvenes, y la literatura (específicamente la juvenil) no podía quedar fuera.
Debido a que es un proyecto de no más de 6 meses, el modo de leer-participar se ha presentado sólo en plataformas al más puro estilo Wattpad como lo es Pathbooks entre algunas otras, donde el desborde de ilusiones adolescente cobra vida con historias de todo tipo, que permiten encarnar un asesino serial, o vivir un acalorado romance de fantasías no tan inocentes. Sea cual sea la elección, tendrá desenlaces distintos conforme a la personalidad, gusto y hasta capricho del lector, que ahora se involucra en la omnisciencia del escritor.
Ventajas existen por supuesto, pues no existe lector en el mundo que no desee modificar, aunque sea un hecho en alguna de sus historias favoritas, ¿cuántas vidas de tinta se habrían salvado de existir esta posibilidad tiempo atrás?
Por otro lado, esta posibilidad discursiva es el reflejo de una sociedad adolescente y joven cada vez más resentida, y con nula tolerancia a la frustración (este hecho en algunos casos bueno, en algunos otros no tanto).
Por ahora aceptemos que la dinámica social es cada día más participativa
mediáticamente hablando, al punto que dirige la ficción. La pregunta es, ¿qué
habrá después de esto?